PROYECTOGARLO difunde este libro en VIAJAR, compra el libro en el Reino de Agartha, 19 euros, y descubre este viaje realizado por Benjamín de Tudela por las Rutas de la Seda.
Lo primero que hicimos es abrir el libro aleatoriamente, apareció la página número 161, el capítulo es Jerusalem: La Desilusión, comenzando así:
Las descripciones de Benjamín de Tudela sobre Jerusalem son sinceras y breves, pero muestran su desilusión:
«Hay que caminar menos de veinte kilómetros para llegar a Jerusalem. Este pequeño pueblo está protegido por tres murallas. Allí residen muchos gentiles, a los que los musulmanes llaman jacobitas, armenios, griegos, georgianos y francos y que hablan todos los idiomas. […] En la muralla, junto a la Torre de David, podemos ver la construcción más antigua sobre sus bases y con una altura de unos cuatro metros: estas son las ruinas de edificios realizados por nuestros padres. El resto de este muro fue levantado por los musulmanes» SEFER MASSA·OT.
A continuación pasamos las hojas y nos detenemos en la página 236, donde leemos: GRANDES CIUDADES PERSAS. Benjamín llegará a Isfahán, luego a Shiraz, la antigua capital de Farsi (origen de la palabra Persia) a más de 450 kilómetros de distancia. Después Benjamín pasará por la provincia de Gazna Sara, a 1.200 kilómetros al norte, cerca del mar Caspio. Desde allí, es posible viajar a Samarcanda en 5 días. Por lo tanto, hay confusiones en esta parte del Sefer Massa·ot, el viaje del tudelano no tuvo lugar como él describe. No habla de Yazd, situada en la meseta central iraní, principal ciudad zoroástrica, meca de su culto, principal enlace de caravanas, entre ellas la de Marco Polo en 1292.
En Shiraz, de la gran comunidad de 10.000 familias en el siglo XII, quedan hoy unos pocos cientos. Desde Susa, Benjamín debería haber pasado 70 kilómetros al noreste de Shiraz, a través de las ruinas de Persépolis (la -ciudad persa- en griego y persa aqueménide), una de las pocas ciudades que Alejandro Magno no arrasará para mostrar su voluntad de acabar con el Imperio aqueménide. Cuando Darío I llamó a artesanos de todas partes para asegurar la unidad del imperio, los judíos tuvieron que participar ampliamente en la construcción de Persépolis.
Shiraz se enorgullecía antes de la revolución islamista de Irán de 1979 de haber inventado el vino. También fue famosa por sus poetas y su gusto por el arte. Habiéndose convertido en una ciudad comercial que multiplica las relaciones y los puestos comerciales en África Oriental, se cree que la cultura swahili en África del este fue influenciada por los comerciantes de Shiraz. ¿Tuvo Benjamín la oportunidad de conocer a comerciantes judíos de Shiraz que usaron la Ruta de la Seda marítima hasta China e Indonesia?
Aquí dejamos de leer, y os invitamos a que sigan ustedes lectores con el libro en este viaje apasionante que nos presenta Robert, en LOS JUDÍOS EN LAS RUTAS DE LA SEDA SEGÚN EL LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA.
Existe la edición en francés siendo más académica y consta de dos volúmenes.
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