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Garlo deja su huella en el jardín arqueológico de los Romero de Torres.

Escrito por Jorge Leonidas Bustamante Lujan, Artista Gráfico y Creador Digital.LIMA PERÚ exclusivo para Proyecto Garlo.
150 ANIVERSARIO: ‘JULIO ROMERO DE TORRES’ MÁXIMO REPRESENTANTE DEL SIMBOLISMO ANDALUZ.
La Familia Romero de Torres, quintaesencia del espíritu cordobés tiene en Julio a su máximo representante de la pintura, pero no solo se desarrollaron en las Artes plásticas, también tuvo en Enrique los estudios  Arqueológicos que heredó de su Padre y en Angelita su lado enriquecedor del arte floral. 
Nos transportaremos a aquellas épocas  entre el Renacimiento, el Barroco y el Romanticismo y viajaremos a  tiempos donde se sabía disfrutar del arte y de la belleza serena de un patio y que mejor que de la mano de Proyecto Garlo, que está en el entorno del Festival Flora y durante todo este año viene realizando actividades en homenaje a  la conmemoración del 150° Aniversario máximo representante del Simbolismo Andaluz y desarrollará su Arte personal inspirándose en este lugar lleno de orgullo e historia Cordobesa desde el Lunes 21  hasta el viernes 25 de Octubre del presente año y nos sumergiremos un poco más en la historia poco conocida de tan Ilustre Familia de Artistas.
Este patio cordobés poblado de homenajes al Arte (perpetuados en lápidas y estatuas) permanece como se gestó en la década de los años 20 del pasado siglo, en la época de esplendor de la familia, cuando se acondicionó el estudio de Julio Romero de Torres, y es el que en su momento perteneció al antiguo hospital de la Caridad de Nuestro Señor Jesucristo que cerró en el siglo XIX como institución hospitalaria (sus dependencias pasaron a la Diputación Provincial), para ser más específicos el patio se alza sobre lo que fuese el cementerio de este Hospital, que  fue fundado por los Reyes Católicos, estuvo activo entre 1493 y 1837, y hoy acoge los museos de Bellas Artes y el de Julio Romero de Torres, ubicados en el entorno de la Plaza del Potro.
La colección arqueológica, al igual que el resto de las colecciones de la familia, la inicia el pintor e intelectual Rafael Romero Barros. Llegado a Córdoba en 1862 impulsó excavaciones fruto de su afán arqueológico y puso las bases del futuro Museo Arqueológico de Córdoba, del que fue su primer director en 1867, llega por una plaza como conservador del Museo de Pinturas aquel a quien el periodista moguereño Ricardo de Montis describía como “un hombre de cabeza artística, de rostro enjuto con perilla, de mirada viva y penetrante, inquieto, locuaz e ingenioso”, que se instala en Córdoba tras años después de haber contraído matrimonio en Sevilla.

El primer Museo contó con un espacio para el conserje y otra para el conservador y restaurador nacido en Moguer Rafael Romero Barros, adaptando como vivienda el cuerpo intermedio, así es cómo esta vivienda quedará ligada a la familia Romero de Torres. Durante su gestión el edificio apenas sufre transformaciones arquitectónicas.

En este viejo caserón puso los cimientos de instituciones que hasta el día de hoy podemos visitar, como el Museo de Pinturas, el Museo Arqueológico, la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Música, todo esto sin dejar de lado su dedicación a la pintura, la investigación la enseñanza del arte, la ardua defensa del patrimonio artístico cordobés, y la formación de sus hijos.

En este lugar el patriarca de la Familia sentaría las bases de lo que sería el Museo y se convertiría en el adalid de la protección del patrimonio artístico y arqueológico de Córdoba, revitalizando la vida cultural de esta ciudad y formando a los más destacados artistas cordobeses de la época.
SENTIMIENTO Y ORGULLO ANDALUZ EN EL PATRIMONIO RECUPERADO DE UN JARDÍN ROMÁNTICO.
El patio está dividido en ámbitos diferentes: un andén a lo largo de la fachada de la vivienda, un jardín alto dividido en dos espacios por un muro con un torso romano, un jardín de crucero y un pequeño adarve. 
“Este singular patio fue espectador de las clases al aire libre que Rafael Romero Barros daba a discípulos de la Escuela de Bellas Artes”- (Historiadora del Arte, Mercedes Valverde).

Al jardín interior se le conoce también como Jardín Arqueológico, por las diversas piezas que lo decoran pertenecientes a la colección arqueológica de la familia, que se compone de varios centenares de piezas que abarcan desde el Calcolítico hasta época medieval, y que fueron recopilados gracias al espíritu coleccionista de los Romero de Torres que, a lo largo de varias generaciones lograron reunir, estudiar y conservar piezas arqueológicas reveladoras del rico patrimonio histórico de Córdoba.

Adentrarnos en el Patio de la casa Familiar de los Romero de Torres es entrar en el espacio habitado por Julio Romero de Torres, escenario de gran parte de su obra artística, y al Jardín arqueológico de Enrique Romero de Torres, seguidor del espíritu coleccionista de su padre y continuador de su obra conservadora en el Museo. Cuando era una casa habitada, el recinto estaba plagado de joyas arqueológicas tales como esculturas togadas, fustes y capiteles, los restos procedían de hallazgos de Rafael Romero Barros y de su hijo Enrique y también donaciones que se hacían a la familia.

Como dato Garlo, se sabe que el torero Lagartijo era amigo de la familia y, casualmente, era el propietario de Córdoba la Vieja», la finca sobre la que se localizó la ciudad califal de Medina Azahara y dono algunas piezas arqueológicas a esta reconocida familia de Artistas e intelectuales.
El quinto de sus hijos, Enrique, sucede a su padre como director del Museo a partir de 1913, y acomete importantes obras en el conjunto. Se reforma el patio trasero, en el que se ubican numerosas piezas arqueológicas de la colección familiar, y en el que se planta una frondosa vegetación de naranjos dulces, mandarinos y naranjos amargos, setos de boj, esparragueras y escaramujos.

A partir de ahí tanto Romero Barros como sus hijos van mostrando en diferentes espacios de la vivienda las diferentes piezas que conforman una interesante colección. Parte de la colección se exponía en el jardín, recordado y citado por amigos, poetas, periodistas o fotógrafos que dejaron constancia en sus obras de un lugar privilegiado donde convivían la familia, los amigos, la colección arqueológica y una rica vegetación que completaba, básicamente en la primera mitad del siglo XX, un atractivo espacio en la remota tradición de los jardines arqueológicos desde el renacimiento.

El patio adquiere su denominación de ‘jardín arqueológico’, en el que se reúnen las personalidades más destacadas de la cultura cordobesa. Julio Romero realiza muchas de sus obras en esta casa, como recogen las tarjetas postales del fotógrafo Señán, en las que aparece en el patio trasero, denominado ‘Jardín del pintor Julio Romero’.
La colección Romero de Torres fue adquirida por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en 1988 a María Romero de Torres Pellicer, hija de Julio Romero de Torres, y adscrita a su fallecimiento al Museo de Bellas Artes de Córdoba en 1991. Marta Moreno guia turístico de la empresa Ataurique Gestión Cultural, ha contado cómo Angelita, la menor de los ocho hermanos Romero de Torres, pensaba que «esas piezas estaban mejor en el patio que el Museo Arqueológico porque allí estaban en vitrinas y las matronas romanas estaban mejor entre crisantemos», esos por los que recibía premios.

El patio es atípico, por sus dimensiones, desproporcionadas a la pequeña vivienda que acogía a la familia, y por su forma, rectangular y alargada. También por su posición, en un lateral de la vivienda, y no en la zona central, distribuyendo a las habitaciones, como es la configuración tradicional heredada de romanos y árabes, gran parte del patio se encuentra elevado sobre el nivel del suelo, formando una especie de jardín que se aísla del resto de sus habitantes.

En la vertiente occidental del patio se alinean tres bustos sobre esbeltos pedestales, que como si fuesen los vigilantes del recinto parecen velar nuestro recorrido por este hermoso patio de estilo romántico, el primero corresponde al novelista egabrense Juan Valera, el segundo a Rafael Romero Barros, con elogiosa inscripción bajo su retrato en bronce labrado por Juan Cristóbal: “A la memoria de este ilustre patricio que consagrándose por entero al fomento de la cultura artística en Córdoba, fundó su gloriosa Escuela Provincial de Bellas Artes, creó su Museo Arqueológico y enriqueció el de pinturas, y de los cuales centros establecidos en esta casa, fue dignísimo director”, y por último una anónima cabeza romana, que forma parte de la colección arqueológica que los Romero reunieron en el jardín interior de la casa.
Mientras caminamos por el pavimento de chino cordobés haciendo filigrana, los  pavimentos de empedrado de guijarro y baldosa cerámica nos topamos con la fachada del museo Julio Romero de Torres (se pintaron de  blanco todas las fachadas y medianeras del patio), en la que una inscripción testimonia que “en esta casa nació, vivió y murió Julio Romero de Torres, el cordobés insigne, que enamorado de su tierra supo sentir y exaltar, en los fondos de sus cuadros y en los ojos de sus mujeres, toda el alma de la ciudad”.

También podemos apreciar sobre la entrada de su museo vecino, el Museo de Bellas Artes, otra lápida con una inscripción que rinde homenaje “a la memoria del insigne pintor, escultor y poeta Pablo de Céspedes, en el tercer centenario de su muerte”, que se conmemoró en 1908. Engalana el rincón contiguo una graciosa torre cubierta, con arcos ajimezados, columnilla central enjoyada por capitel califal y antepecho de azulejos.
 
La fachada principal del Museo de Bellas Artes  dibuja su teoría de arcos ciegos con las albanegas tapizadas de azulejos antiguos, y  el azul impera sobre las carpinterías, mientras escuchamos a lo lejos el ruido del entorno de la histórica plaza del Potro; y nos familiarizamos con  la vecindad del antiguo hospital de la Caridad que hoy es sede de este mismo museo y disfrutaremos de su estética de los Trastámara.

Debajo de un azulejo antiguo de la Virgen del Carmen, aún se conserva en un ángulo del patio la puertecita de cuarterones del domicilio familiar, un santuario laico que se puede sentir recorriendo entre sus paredes, hasta el aire que había respirado el pintor.

Está centrado por una fuente de pilar octogonal con surtidor central, y en torno a ella se despliegan radialmente ocho parterres que estaban remarcados con setos de lento crecimiento, y que aunque las reformas han renovado los parterres, sustituyendo los viejos setos de boj por plantas jóvenes, conserva aún sus rasgos tradicionales y alternan con otros tantos pasillos pavimentados con enchinado artístico, que dibuja volutas, candelieri y escudos en consonancia con el paso del tiempo de este señorial recinto.

Presiden los azulejos antiguos, los viejos naranjos que aún perviven, con sus copas  recortadas cuidadosamente en forma de bola, que en primavera inundan de aroma tan mágico recinto.

Sabemos que este patio fue conocido en su época popularmente como el del ciprés por poseer en sus instalaciones  un árbol de tal porte (que hoy no existe), de hecho, el ciprés que hasta hace unos años se levantaba junto al taller se llamó “el ciprés de los poetas” y se decía que inspiraba a los artistas, y en el que habitaban las musas que inspiraron creatividad y también por los premios que recibía por los crisantemos que crecían, protegidos por la menor de la Saga Familiar , Angelita Romero de Torres aunque son geranios y hortensias las plantas que dan color hoy , además de un intenso albero en el suelo de la parte alta, bajo la sombra de los naranjos en el patio, los que realzan alguna de las pocas piezas arqueológicas que quedan, a modo de muestra, de las que antes, cuando la familia Romero de Torres lo habitaba, invadian la estancia.

Podemos disfrutar de este hermoso patio gracias al cuidado de Angelita, la hermana menor de la Saga Familiar, ganadora en 1916 del Concurso de Crisantemos Cortados celebrado en Madrid, y que con ella el patio alcanzaría su máximo esplendor y su aspecto actual en la década de los años veinte del pasado siglos, es una lastima que no sea visitable la casa familiar de los Romero de Torres, que ocupa la parte interior de la parcela y que abre a este maravilloso lugar.

Cartel Festival de los Patios Cordobeses 150 Aniversario Nacimiento Julio Romero de Torres 2024 jpg – Proyecto Garlo
Casa Familiar Julio Romero de Torres en Cordoba anterior a 1987 jpg – Proyecto Garlo
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